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La litografía como la representación iconográfica del siglo XIX mexicano : El caso de Karl Nebel.

Recurrir a los viajeros del XIX es como acudir a un álbum de imágenes que nos remonta a tiempos donde la representación de lo "que se veía" era a través de las litografías. Sin embargo, el viajero era un ojo distinto, foráneo con una visión cuya curiosidad permitía dibujar todo lo que tuviera a su alcance, hasta el más mínimo detalle que consideraba desconocido: desde el vestir de la mujer, hasta la forma de hacer tortillas, el comportamiento de los grupos, los vendedores de la época, y los grandes paisajes de esta nación en construcción...los monumentos que se irían construyendo y otros tantos que había dejado el pasado novohispano.


Karl Nebel, fue un arquitecto alemán (aunque se desconoce porque lleva el título, ya que no hay fuente que lo afirme) que motivado por conocer este México que se había independizado de España pero que había cortejado a un país europeo, ahora le parecía interesante, novedoso y exótico. Llegó a México por haber contraído matrimonio con María Sofía Berthier en 1840 y fue testigo ocular de la invasión norteamericana en México en 1847; evento que lo sedujo a retratarlo en sus litografías. Por los pocos datos que se conocen, se considera que ya estaba en 1829 retratando los paisajes de su primer álbum.


Su obra es amplia: de 1829 a 1834 propuso registrar visualmente aspectos de tipo arqueológico, urbanístico y costumbrista, cuyos resultados se manifiestan en el trabajo publicado en 1836 y que lleva el nombre de Viaje Pintoresco y arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana. Esta obra está compuesta por 50 láminas donde plasma la belleza de zonas arqueológicas como Cholula, la pirámide de los nichos en Papantla, Veracruz, las plazas de ciudades como Tampico, Acapulco y Veracruz; Nebel no sólo se da a la tarea de retratar a los paisajes y bellezas de la historia sino a los individuos, a esos rancheros, hacendados, mayordomos, arrieros, chinas poblanas, etc. que componen el mosaico cultural del México decimonónico.

Láminas que forman parte del primer álbum publicado en 1836. La mayoría constituyen paisajes y zonas arqueológicas de México.


Durante su matrimonio y su segunda estancia, publica el álbum The War Between The United States and Mexico, Illustrated que salió a la venta en las ciudades de Nueva York y Filadelfia en enero de 1851. Nebel no era pionero en la litografía, en Alemania éste arte ya era parte de la representación de la imagen en periódicos y gacetas, tanto que los trabajos de Nebel estaban a la altura de Casimiro Castro y Peter Gualdi. Sin embargo fue Nebel quien elaboró una propuesta artística formal sobre un paisaje más romántico y lo imprimió en su curioso e importante álbum sobre la invasión norteamericana: plasmar la guerra no tenía nada de romántico, pero si de espectacular.


Retratar la batalla o un combate entre dos ejércitos, en este caso el norteamericano y el mexicano es presentar un choque entre cultura política e ideologías distintas. La guerra de 1847 fue un proceso fundamental en la construcción del estado mexicano y también en la historia norteamericana. Y aunque la producción historiográfica ha ido creciendo, el enfoque hacia la ilustración de este proceso nos llevaría a complementarlo. La obra de Nebel se distingue por una realidad histórica que fluyó a través de su expresión artística.


"Cada una de las litografías de Nebel nos proporciona un episodio de la guerra en el que parecen estar atrapados los protagonistas y además como se ve, parecen haber sido captados en pleno movimiento" (Juárez, 2004, p. 31) El dibujo que trabaja Karl Nebel es preciso cuando se trata de la figura humana; su juego cromático, que aunque no es tan variado, se concentra en colores como el azul claro, azul oscuro, gris, verde, naranja y rojo. Aún cuando el uso de colores sea limitado sus cuadros, nos reflejan un escenario melancólico pero que a su vez atrapa al espectador.


The War Between The United States and Mexico, Illustrated



Es interesante que no se cuestione su contenido y que siga siendo una fuente iconográfica para los historiadores que analizan y estudian el proceso de guerra entre México y Estados Unidos. Es también válido reconocer los avances en el desarrollo litográfico que Nebel realizó. No sólo es un retrato, es una investigación artística y completa que ofrece un gran valor documental junto con el trabajo periodístico que realizó Kendall para elaborar las narraciones de la guerra.


Sus inicios litográficos fueron a partir de la observación de las bellezas arqueológicas, naturales y sociales de ese México decimonónico que escondía escenas irrepetibles en cada rincón del territorio. Nebel fue un artista que consideraba a la nación naciente como un país donde:


"se trabaja poco, sus habitantes piensan poco en las labores y mucho en los placeres y al acercarse la tarde de un día de mercado a un pueblo o a una ciudad, se encuentra el camino lleno de indios ebrios bamboléandose o tirados en el polvo unos sobre otros, de todo sexo y edad...El pueblo mexicano, que gasta mucho y sin utilidad, no se ocupa sino en satisfacer sus caprichos; ama sobre todo el lujo y la novedad en sus vestidos; y muchas veces está lleno de oro y plata sin tener ni casa ni cama, gastan el fruto de su trabajo en las cosas más vanas y pasajeras consultando únicamente su inclinación"


La percepción del litógrafo alemán sobre México iba más allá de un simple paisaje: los detalles de cada escena son sobresalientes en su obra y su estilo; tanto que se convirtieron en las ilustraciones de obras como de Vicente García Torres en su revista "El diario de los niños", o en la introducción del "Mosaico Mexicano" impreso por Ignacio Cumplido.

El hacendero y su mayordomo, Carl Nebel

La Mantilla, Carl Nebel


Un territorio que acababa de obtener su independencia, que tenía la oportunidad de darle continuidad a ciertas tradiciones pero a la vez a generar una propia identidad y que la haría distinta del reino al que había estado sujeto: era una oportunidad para los viajeros, en este caso, para Nebel, para retratar a un pueblo que volvía empezar.


Es importante como lo dice Arturo Aguilar Ochoa en su artículo La influencia de los artistas viajeros en la litografía mexicana (1837-1849) la expresión de los extranjeros sobre como nos veían pero también hubiera sido interesante conocer una visión litográfica de los mexicanos sobre ellos mismos.


Solo resta concluir que gracias a estos viajeros, como el alemán Nebel podemos tener bellas compilaciones de imágenes donde se dió rienda suelta a su creatividad inspirado en los escenarios mexicanos, con su población intrigante y sus costumbres identitarias. Litografías que nos remontarán siempre a ese pasado donde la fotografía no existía.



Fuentes:


*Artes de México, Pintor Viajero del siglo XIX: Carl Nebel, Número 80, Agosto 2006, 80 pp.

*Arturo Aguilar Ochoa, "La influencia de los artistas viajeros en la litografía mexicana (1837-1849)" en Anales del Instituto de Investigación Estéticas, UNAM, Núm. 76, 2000, 29 pp.

*José Luis Juárez López, Las litografías de Karl Nebel. Versión estética de la invasión norteamericana. 1846-1848, 1°ed., México, Editorial Porrúa, 2004, 147 pp.







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